INTRODUCCIÓN

En Colombia, la ganadería bovina constituye un reglón importante para la economía del país, sin embargo, las enfermedades hemáticas producidas por parásitos como Anaplasma sp. y Babesia sp., son de común ocurrencia en las ganaderías, ya que sus principales transmisores se encuentran presentes en casi todos los ecosistemas del país (Aguirre, 1994). En los lugares donde las garrapatas y las moscas son endémicas, y donde los genes Bos primigenius taurus aumentan, la incidencia de enfermedades hemoparasitarias también se ve incrementada, por lo que se recomienda, antes de establecer cualquier programa de control, conocer el riesgo de ocurrencia de enfermedades hemoparasitarias, para lo cual es necesario el desarrollo de estudios que determinen la tasa de inoculación de hemoparásitos y así conocer si cursan con estabilidad enzoótica o no (Benavides y Vizcaíno, 2003). El concepto de estabilidad enzoótica está dado por el hecho de que una población es epidemiológicamente estable cuando el rebaño animal es inmune debido a exposición natural a una edad temprana. Bajo esta situación no deben presentarse casos clínicos de la enfermedad aun cuando el agente causal esté ampliamente difundido en la población animal. En este mismo orden de ideas, la inestabilidad se presenta cuando una proporción de la población no ha sido expuesta al agente, presentándose casos clínicos a medida que los animales adquieren mayor edad (Mateus, 1989; Ríos, et al. 2010). Un estado de estabilidad enzoótica para hemoparásitos en un hato implica que existe una circulación constante de los agentes en la población de huéspedes y de vectores (Benavides, 1991). El concepto implica que los animales conviven con los agentes infecciosos y por lo tanto existirán regularmente en aquellos hatos, grupos de animales que presentarán parasitemía sin sufrir de enfermedad clínica (Benavides, 2003). Los parásitos son seres vivos que viven a expensa de otro ser vivo causándole daño. el cual muchas veces no se nota, ocasionando una lesión muy sutil.

pues no le conviene eliminar su fuente de alimentación. El ser vivo que aloja al parásito se llama huésped. Los parásitos en los animales ocasionan diferentes lesiones sobre la salud del huésped: Algunos se alimentan de sangre como las garrapatas y las moscas picadoras, al igual que algunos parásitos internos que se alojan en las vísceras, ocasionando anemia, enflaquecimiento o transmitiendo enfermedades, entre otras. Los parásitos externos que se alojan en la piel y tejido subcutáneo como las garrapatas y el nuche, causan graves daños sobre las pieles desvalorizándolas para su comercio y proceso industrial. Los nemátodos (gusanos cilíndricos del aparato digestivo), ocasionan lesiones en estas vísceras impidiendo el aprovechamiento de los alimentos que ingiere el animal. Otros parásitos ocasionan obstrucciones en las vísceras donde se alojan produciendo cólicos y diarreas. Parásitos que transmiten enfermedades tales como virus, bacterias y otros parásitos; como es el caso de las garrapatas que transmiten las Babesias causantes de las ranillas, las moscas picadoras transmisoras mecánicas de Anaplasma margínale y los tábanos transmisores de Tripanosomas.

La ubicación geográfica de Colombia y su topografía le brinda la capacidad de desarrollar un tipo de clima denominado “trópico”, en el cual se presentan dos tipos de estaciones climáticas (invierno y verano) que propician un ambiente apropiado para la aparición de parásitos tanto internos como externos que afectan principalmente al ganado bovino. En los sistemas de producción ganadera ubicados en regiones tropicales y subtropicales del mundo, las afecciones parasitarias son consideradas como causa importante de morbilidad y mortalidad de los animales,
reducción de los niveles de producción, productividad y presentación de alteraciones reproductivas, traduciéndose esto en altos costos para el control. Estudios realizados en varias razas de ganado bovino confirman que el parasitismo subclínico puede generar pérdidas mensurables en la productividad. (FAO 203). El tratamiento de los rumiantes en crecimiento y en pastoreo, da como resultado un mejor rendimiento, reduciendo así las necesidades de
suplementación y disminuyendo la contaminación de los pastos con larvas infectantes. (FAO 2003, Rock, David W et. al 2002).

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